La oficialidad del correo en Andorra. Los Correos y La Poste

A principio del siglo XX, a pesar de la funcionalidad y la utilidad del tren, el automóvil se manifestó como un nuevo medio de transporte capaz de llegar más allá de las zonas de más actividad económica. De manera progresiva se produce una importante extensión y mejora de la red de carreteras. Los restos del antiguo monopolio de los arrieros se desplazaron hacia el autobús, que permitía el transporte de mercancías de poco peso y volumen y de alto precio y, además, de personas en los mercados locales.

En este contexto y en un deseo de mejorar la integración hacia el sur ante la influencia francesa, el copríncipe episcopal gestionó la construcción de una carretera entre la Seo de Urgel y Andorra la Vella (1903-1916). La mejora de este eje, junto con la posterior construcción de centrales hidroeléctricas y de las carreteras del interior y hacia la frontera francesa (1929-1934), facilitaron en gran medida una fase de crecimiento económico, sobre todo, entre los años 1932 y 1950.

En este desarrollo, el servicio de correos se adaptó progresivamente para satisfacer las necesidades de comunicación de los andorranos emigrados y las relaciones internacionales producto de la explotación de los recursos naturales y del comercio. La adaptación generó un conflicto de intereses, entre privados y los estados vecinos, para explotar los potenciales ingresos derivados del servicio postal.

 

La primera oficina oficial de correos

En el Congreso Postal de Roma (1906) se puso de manifiesto el hecho de que Andorra como país no dispusiera todavía de una organización estable de correos. Ante esta realidad, el Gobierno español, con el visto bueno del copríncipe episcopal, reorganizó y oficializó el servicio que ya funcionaba de hecho. La tienda de Jacint Rossell, situada muy cerca del Hostal de Cal Calones, se convirtió en la nueva oficina de correos. Esta iniciativa generó nuevas tensiones entre el Gobierno francés y el español, que pugnaban para conseguir el monopolio, o cuando menos una parte, de la administración de correos en los Valles.

 

De los arrieros a los carteros

En Andorra, hasta el año 1913, el intercambio y la comunicación y, más concretamente, el correo se habían apoyado especialmente en los arrieros y las mulas. Sin embargo, a partir de la construcción de la carretera, el transporte de las sacas se pasó a hacer en autobús. Este servicio, tras la reorganización de la infraestructura de los correos españoles en los Valles (1928), lo centralizó la Compañía Anónima Alsina Graells de Autotransportes. Tan pronto llegaban a Andorra, se hacían llegar las cartas a las oficinas parroquiales en coche, a pie o a caballo. Desde el año 1906, una parte de esta distribución final ya la hacían dos carteros.

Merece una mención especial Miquel Farré de la casa Cal Canaro, el cartero de Soldeu, considerado el introductor de los esquíes en Andorra. Farré los conoció en Porta, durante el invierno de 1924, cuando iba a recoger la saca con la correspondencia y vio que la gente de allá se desplazaba sobre la nieve con tablones en los pies. Farré sustituyó las raquetas de nieve por los primeros esquíes, conocidos como zapatos noruegos. Desgraciadamente, no se conserva ninguna fotografía de Farré repartiendo el correo esquiando.

 

La época entre guerras

Entre 1932 y 1950, Andorra experimenta un fuerte crecimiento económico gracias al contrabando. Esta fase se acompañó de la actualización y consolidación de diferentes servicios, como por ejemplo el de correos. La plaza Príncep Benlloch de Andorra la Vella se convirtió en el nuevo centro desde donde llegaban y se irradiaban los cambios. Este era un lugar de parada de los autobuses y, sobre todo, donde se encontraba la oficina central de los correos españoles con un servicio de telégrafo y de teléfono. Por este motivo, en 1931, cuando el Gobierno francés decidió oficializar y ampliar el servicio también abrió la estafeta principal en este espacio.